En este artículo no vamos a enumerar ni los perjuicios que provoca el consumo de una de ellas, ni los beneficios que conlleva ser alimentado con la otra. En todo nuestro blog hay información al respecto y en muchos otros sitios de Internet, también. Además, ¡así lo podemos guardar como posible tema para un post futuro!
Esta en
trada sólo quiere mover a la reflexión. Por lo tanto, como cierre de la SMLM, pensamos que más que demonizar o encumbrar a las madres que se decantan por un tipo u otro de leche, lo interesante es hacer que las personas hagan introspección sobre el tema de la lactancia.

Cuando en Internet buscamos información sobre lactancia, prevalece siempre la que se da sobre lactancia materna y en ella se indica que es el alimento óptimo para todo bebé y que lo recomendable es amamantar en exclusiva hasta los seis meses y, de ahí en adelante, complementada con otros alimentos, mantenerla tanto tiempo como madre y bebé deseen.
¿Por qué?
Los estudios sobre la c
omposición de la leche materna, la forma en que ésta es producida por el organismo y los perjuicios que el consumo de sucedáneos provoca han proliferado a lo largo del siglo XX. Muchos de ellos han sido utilizados por la industria de la leche de fórmula con el objetivo de lograr que su composición se asemeje a la de la leche materna. Es decir, la misma industria de la leche artificial reconoce su inferioridad frente a la leche materna al anunciar sin reparos que su objetivo es imitarla. Esto es, la leche materna, nadie lo duda (ni siquiera los fabricantes de sucedáneos), es superior a cualquier otro alimento que se pueda ofrecer a un lactante.
Y, sin embargo…
Desde hace años la industria de la leche de fórmula y gran parte de los profesionales sanitarios han declarado que los niños alimentados con leche artificial vivían y estaban igual de sanos que los alimentados con leche materna. A eso se añadió que se trataran de poner unas pautas en algo que es impredecible y que sólo compete que controle una persona: el bebé. Esto provocó que, hacia los años 70, tan sólo el 30% de las madres amamantara a sus bebés. ¿Decisión real o creada?
¿Qué había pasado?
Por un lado, la incorporación de la mujer al mercado laboral hizo que prosperara la imagen de super-mujer con capacidad para cubrir todas las necesidades familiares y además las compaginara con una actividad remunerada fuera del hogar. La mujer trabajaba como cualquier hombre y, además, seguía siendo tan mujer como siempre.
¿Igual que siempre?
¿Cuántos bebés de pocas semanas empezaron a estar en guarderías en lugar de estar con su madre en casa? ¿Cuántas madres pasaban más de tres o cuatro horas al día con sus bebés, disfrutando de ellos? ¿Entonces, la mujer seguía siendo la de siempre? No, la mujer había cambiado, ya no era la madre de antaño, era diferente. Y eso no lo podemos negar.
Lo que no podemos es demonizar a las que optan por un estilo de vida en lugar de otro. Eso es altamente respetable. Pero lo que no podemos permitir es engañarnos y tratar de convencernos de que para el niño una y otra madre son iguales…
¿Y la lactancia dónde está en todo esto?
La lactancia materna se quedó en los pechos, en los paritorios, bajo vendas compresoras… porque para que mamá trabajase (recordemos que la baja maternal es algo muy reciente) y siguiese siendo la misma que antes de tener a su bebé, para que mamá no perdiese su identidad de antes de quedarse embarazada, había que facilitar que el bebé fuese cuidado por otra persona que no fuese su madre. El cambio de pañal, el baño, los juegos «los podía hacer cualquiera». Pero el alimento… y ahí cobra protagonismo la fórmula infantil. Y salva a esas madres de tener un bebé que depende de ellas.
Entonces, ¿ya está?
Estas premisas nos llevan a suponer lo siguiente:
- una mujer debe poder ser la misma antes de parir y después. El hecho de ser madre no tiene que quitar a la mujer su identidad… ¡Pero si ahora es madre! ¿Qué implica ser madre? ¿Sólo estar embarazada? ¿Ahí queda toda la maternidad?
- para lograr esa libertad la nueva madre tenía que buscar quien cuidara de su bebé para que ella pudiera trabajar a los pocos días de haber dado a luz o salir los fines de semana o irse quince días de vacaciones con su pareja… Entonces, queda claro que el bebé necesita ser cuidado. No podemos dejarlo solo. Tiene que estar con alguien. Alguien que sustituya a su madre. ¡Ah! «Que sustituya a su madre»… vamos, que la madre es lo necesario para el bebé.
- la leche artificial es presentada como otro sustituto, según nos cuentan. Esta vez del alimento. Es lo que libera a la nueva madre y le permite seguir con su vida como si nada hubiera pasado en los últimos nueve meses. ¿Entonces la madre sólo tenía papel como fuente de alimento? ¡Qué poco papel en la vida de un hijo! ¿Dónde quedan los abrazos, los mimos, las nanas, los besos, el cariño, el amor? ¿O los de la madre también los puede sustituir cualquier persona? ¿Qué opina el bebé? ¿La leche materna sólo tiene la función de alimentar? ¿No hay nada más?
- ¿qué hay con esa afirmación de que lo mismo da una leche que otra? ¿No hay datos o estudios sobre los efectos del consumo de una u otra en el organismo a corto y largo plazo?
- ¿quién sale ganando en todo esto de la leche de fórmula como agente liberador de la mujer? ¿El bebé? ¿Si preguntamos al bebé estará de acuerdo con que mamá no esté y venga otra persona a cuidarle? ¿Le entusiasmará estar tomando durante seis meses seguidos un preparado que no cambia de sabor, con una composición homogénea, todos los días, varias veces al día? ¿La madre que tras nueve meses hace como si nada hubiera pasado y se pierde la experiencia única de ver a su bebé sonreír por primera vez, agarrar un objeto por primera vez, su primer “ajo”, y tantas primeras veces de tantas cosas será, sinceramente, como madre, feliz? ¿Sale alguno de los dos ganando?
Lo que ocurre en muchos casos es que…
- La madre tiene que trabajar y se tiene que reincorporar tras los cuatro meses de baja maternal que por ley le corresponden. ¡Pero eso no es incompatible con la lactancia materna! La madre que lo siente así, ¿realmente se ha informado? ¿Todas las madres que amamantan están sin trabajar? ¿Eso es así? En absoluto, son muchas más las madres que amamantan y trabajan que las que no. ¿Esto lo saben todas las madres? ¿Conocen casos de otras madres que lo hayan hecho? ¿Cómo se hace? ¿Qué implica? ¿Saben que es más fácil de lo que parece y muy satisfactorio para el bebé y la madre mantener la lactancia materna una vez la madre se incorpora al mercado laboral?
- La madre comenta que tiene dificultades o que es el bebé quien las tiene. En poco más de un siglo da la impresión de que algún virus fatídico ha infectado a la gran mayoría de mujeres y bebés del mundo occidental y ha modificado esencialmente su genética llevando a malformaciones terribles que impiden de forma irreversible que la gran mayoría de mujeres amamanten y que la gran mayoría de bebés puedan mamar. ¿Cómo, cómo, cómo? ¿Cómo es posible que esté ocurriendo esto? ¿Será una mutación genética? ¿Será por la polución? ¿Qué puede haber pasado para que esto se esté dando con tanta frecuencia? Nada, no ha pasado nada. Todo es pura ficción, mito, leyenda… No poder amamantar es tan raro como nacer con un sólo riñón. La lactancia es un fenómeno que depende de las hormonas, curiosamente, las que hacen posible quedarse embarazada y parir. Así que, habiendo llevado a cabo ambas cosas, ¿qué extraño mecanismo haría desaparecer esas hormonas? Ninguno. Lo que sí que ha desaparecido es la cultura de la lactancia y también nuestro instinto que queda enterrado bajo capas de inseguridad, de complejo de malas madres y eso sí que hace que las cosas no vayan bien.
Por no alargar más esta entrada, que a preguntas no la gana ninguna, dejaremos esta conclusión como cierre final:

Tras responder a los interrogantes planteados, indagar sobre las cuestiones abiertas, decide tú, futura o reciente madre, qué quieres para tu bebé y para ti. Decide con cabeza y corazón, desde la información que, a través de las claves que te hemos dado, hayas encontrado. Decide sintiendo por ti y tu bebé.
Una vez lo tengas claro, si tienes dificultades en conseguir tu objetivo, busca ayuda. Cuando realmente se desea, todo es posible, y, si no lo fuera, nunca te sentirás mal si lo has intentado y has llamado a todas las puertas que se te abren. Si luchas por ello, tendrás posibilidades de éxito; si no lo intentas, te quedará el dolor por lo que pudo haber sido y no fue.
Tu bebé es tuyo, tu decisión es tuya.
Y desde asociaciones como Sina te apoyaremos siempre que lo necesites, sea cual sea el camino que hayas elegido tomar.
