Lo que se esconde tras la portada de TIME

A finales de la semana pasada las redes sociales relacionadas con el mundo de la lactancia empezaron a bullir de actividad: la revista Time iba a dedicar su siguiente portada a la lactancia prolongada y había expectación y una cierta emoción ya que se presagiaba que sacar este tema a la palestra podía aportar algo bueno.

En un primer momento hubo euforia en algunas webs: la lactancia prolongada salía del armario y la polémica iba a hacer que el tema se debatiera a pie de calle. Hablar de un tema, que haya polémica y debate, suele ser positivo pues mueve a la reflexión.

Para poder saber de qué se hablaba, nos hicimos con el artículo de la revista y lo leímos; estuvimos buceando por la red para ver qué más se comentaba… Y llegó el desencanto…

Una cosa es la portada de la revista y otra es el artículo que aparece en las páginas interiores.

La portada es la que ha hecho saltar la polémica, y es casi lo único que hay sobre lactancia no interrumpida en la revista, pues el artículo trata sobre la crianza con apego y las teorías del Dr. Sears. En esta portada podemos ver la foto de una mujer joven que está de pie amamantando a su hijo de tres años; éste se ha subido a una sillita para alcanzar el pecho de su madre. De la foto llama la atención la actitud desafiante de la mujer: esa mirada ya pone en guardia al lector que se acerca sin conocimientos al mundo de la lactancia. Y para rizar el rizo tenemos el titular: “¿Eres bastante madre?” La respuesta a esta provocación sensacionalista no se ha hecho esperar: se ha hablado de abuso de menores, de trastornos que se van a derivar de amamantar a un niño tan crecido, de mala madre (algunas personas amenazaron incluso con denunciar a la mujer de la foto a los servicios sociales al considerar que esta madre está abusando de su hijo)…

Y volvemos a lo de siempre: estas voces hablan desde la desinformación y los prejuicios sin sentido.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la lactancia es, ante todo, una cuestión de dos. Nadie tiene derecho a intervenir en esa decisión. Sólo la madre y su bebé tienen el poder de llevar o no a cabo su proyecto y no debería haber presiones externas que hicieran que la balanza se inclinara hacia otro lado que no fuera el elegido por la diada madre-hijo.

Isis alimentando a Horus

Además, la opción de amamantar más allá de los dos años de edad del niño, está avalada por organismos como UNICEF:  «Alimentación en lactantes y niños pequeños» , OMS, AAP  «La lactancia materna y el uso de la leche humana»  y AEPED «Preguntas frecuentes sobre la lactancia materna», entre otros, que comentan que una vez que el bebé cumple el año y, siempre en combinación con otros alimentos nutritivos, lo recomendable es “continuar con la lactancia materna hasta los dos años o más o hasta que la madre y el hijo lo deseen”.

Esta sugerencia, por otra parte, no se hace por que sí. Se hace con el aval de estudios científicos que han ido dejando constancia de que la lactancia cuanto más se prolonga, más beneficia a ambas partes. En este artículo de la Dra. Isolina Riaño vienen bien detalladas las ventajas de una lactancia materna no interrumpida

Volviendo al artículo de la revista Time: como hemos comentado, de la lactancia prolongada casi se habla solamente en la portada. En el interior, cuando leemos el artículo correspondiente, nos sorprendemos ojeando una noticia sobre crianza con apego (“attachment parenting”).

Y aquí ya se puede entrever que la desinformación más absoluta va a ser la gran característica de esta reseña. ¿A qué viene mezclar dos cosas diferentes? ¿Qué tiene que ver la lactancia con la crianza con apego? Bien es verdad que suelen coincidir la elección de alimentar a un bebé con leche materna con la crianza con apego. Pero también es posible una crianza con apego con bebés alimentados con leche artificial o una lactancia materna con una crianza sin apego. Mezclar y confundir ambas prácticas no ayuda a que ambas se extiendan y abran a la sociedad.

Así que, finalmente, todo este revuelo de la lactancia prolongada no era más que la antesala de un artículo sobre crianza con apego, que toma como punto de partida el best seller del Dr. Sears “The Baby Book”. La noticia está plagada de prejuicios y mitos no contrastados tanto sobre lactancia materna como sobre crianza con apego. Citamos a continuación algunos de ellos y los comentamos:

– “Cuando Beauregard se quedó embarazada de su segundo hijo, continuó amamantando a su hija. Esto condujo a una liberación de hormonas que le causó contracciones y casi la llevó a tener un parto prematuro”. Uno de los estudios de referencia en España realizados sobre lactancia durante el embarazo, publicado por Alba Lactancia  «Lactancia materna en embarazo y tándem», determinó lo siguiente: “Tampoco hay evidencia científica de que amamantar durante el embarazo aumente las probabilidades de sufrir abortos o partos prematuros. […] Menos del 60% de las madres entrevistadas en dicho estudio reconocieron haber tenido contracciones mientras su hijo mamaba pero en todos los casos cedían espontáneamente al momento que el niño soltaba el pecho y ninguna de estas madres tuvo amenaza de parto prematuro, ni la duración del embarazo en semanas varió significativamente en relación al primer embarazo sin lactancia. Incluso algunas madres reconocieron haber intentado ponerse de parto, al final del embarazo, dejando que el niño mamara mucho pero no lo consiguieron.”

– “(…) mucha de su vida social terminó cuando se convirtieron en padres.” El blog  Viajar con niños , de Cristina Silvente, es una muestra de la gran actividad social que podemos tener siendo padres. Por un lado, la lactancia materna es una aliada para salir y entrar en casa sin trabas de ningún tipo ya que el alimento lo llevamos puesto y preparado para el consumo inmediato. Sin embargo, si lo que preocupa es la compatibilidad de la crianza con apego y la vida social, es cuestión de recordar que la crianza con apego simplemente se basa en el establecimiento de un vínculo emocional seguro entre el niño y sus cuidadores. Si el problema para tener vida social es la llegada de los hijos, quizás es que nuestra vida social no daba cabida a personas con niños…

– “(…) puede hacer que las madres ansiosas sientan una especie de pánico por la culpabilidad inducida: el tiempo que pasen alejadas de su bebé puede tener consecuencias negativas de por vida.” La teoría del apego trata de acercar a los adultos la visión del mundo que tiene un bebé. El recién nacido es un ser emocional que depende de los cuidados que le brinde un adulto. Para el bebé sólo hay un cuidador primario, normalmente la madre, y de ese cuidador depende su supervivencia. Así lo siente el bebé y, por más que tratemos de razonar con él, no será capaz de cambiar su forma de sentir. Porque un bebé siente, básicamente siente. Sus procesos cognitivos son muy primitivos. Su mente está en desarrollo ya que ha nacido antes de que su cerebro esté formado, pues de nacer más tarde no cabría su cabeza por el canal de parto. El recién nacido, aunque haya venido al mundo al término del embarazo, debería considerarse como un prematuro. Esa sería la forma de entenderlo mejor y nos situaría en otro punto de vista a la hora de criarlo (para ampliar esta información, se pueden consultar, entre otros, los libros del obstetra Michel Odent, “El bebé es un mamífero” o el libro de la neuropsicóloga Sue Gerhardt, “El amor maternal”). Conociendo estos datos, habría que preguntarse si el pánico del que habla el artículo se debe atribuir a la información que la madre ha recibido del Dr. Sears o a la mera biología materna que hace que la madre, lejos de su cría, sienta inquietud… como cualquier hembra mamífera…

– “No hay evidencia que demuestre que ésta (la crianza sin apego)vaya a tener consecuencias muy diferentes en los niños respecto a los métodos de crianza con apego liderados por Sears.” Sí que hay evidencia: en PubMed, no hay más que hacer la búsqueda de los términos “attachment parenting” para verlo.

– “Respuesta al llanto […] Lo que dice la ciencia: Los consejos de Sears son alarmistas. Dejar a un niño llorar durante periodos cortos no causa daño cerebral.” Hablemos con propiedad. Los bebés lloran. Es una forma, la única, que tienen de “decir” que algo les desagrada. La telepatía, por muy conectadas que estemos con nuestros hijos, no funciona. Pero el problema no es el llanto per se. La cuestión más que discutible es la insistencia de muchas personas en dejar a un bebé llorar sin atenderlo. Llama la atención el hecho de que este comportamiento sea para algunos «lícito» sólo cuando se lleva a cabo con bebés muy pequeños. He visto cómo los mismos padres que dejan llorar a sus hijos sin prestarles atención, les enseñan en el parque la importancia de consolar y acompañar el dolor de los amigos cuando éstos se hacen daño. El sentimiento y los efectos que provoca el llanto son los mismos luzca el sol en el parque por la mañana o sea de noche y uno esté en su habitación. El llanto no atendido puede sumir al individuo en una sensación de desamparo. Cuanto más se prolonga la situación, mayor y más fuerte es el sentimiento; se añaden entonces al desamparo, el miedo por sentirse sólo, la indefensión, el pánico. De ahí se pasa al estrés. Tal como relata Lloyd de Mause en su obra “The Neurobiology of Childhood and History”, el estrés, entre otros efectos, hace que se liberen en el cerebro unas hormonas (cortisol y adrenalina entre otras) que dañan las células cerebrales y tienen efectos sobre la memoria y la bioquímica del cerebro. Por lo tanto, el llanto no atendido puede tener efectos físicos en la morfología del cerebro. ¿Cuánto es un periodo corto? El periodo corto es el tiempo transcurrido para el niño hasta que sienta que su llanto no es escuchado ni atendido…

– “Colecho […] Lo que dice la ciencia: Compartir la cama puede causar la muerte. Un adulto durmiendo puede aplastar o asfixiar a un bebé; el riesgo de SMSL (Síndrome de Muerte Súbita del Lactante) también aumenta.” Según Time, la evidencia científica está haciendo que varíen las recomendaciones y la AAP aconseja la cohabitación pero no el colecho. Sin embargo, revisando lo publicado, encontramos en el último número de la publicación Evidencias en Pediatría (Junio 2012. Volumen 8. Número 2)  que la revisión en la que se basan las recomendaciones de la AAP, tiene limitaciones y que “la recomendación deberá individualizarse, sin llegar a fanatismos y dejando claros los riesgos de SMLS y los beneficios de la leche materna. La situación personal y los valores de los pacientes deben ser considerados.” Uno de los autores de esta revisión, G. Pérez Gaxiola, desarrolla en su web esta explicación de una manera muy amena y esclarecedora. Os invitamos a leer este artículo. Y os aconsejamos encarecidamente repasar las recomendaciones actuales sobre colecho de la AEPED.

Así, a grosso modo, esto es lo que hemos visto más relevante para comentar de este artículo de la revista Time.

Desde Sina, asociación de apoyo a la lactancia materna y crianza consciente, defendemos el derecho de toda mujer y su bebé a decidir, desde la información avalada por la evidencia científica, sobre su alimentación y forma de crianza, a que esa decisión sea respetada por todos los estamentos y apoyada, en la medida que sea posible, por el entorno familiar y social.

Del artículo de Time nos quedamos con la siguiente frase como conclusión a esta entrada:
“Hazlo lo mejor que puedas con los recursos de los que dispongas” (Dr. Sears).

Grupo de Trabajo Crianza

 

‘El mejor regalo para mis hijas es que ellas decidan cuándo quieren dejar de tomar pecho’, entrevista a Désirée Sanz

Lactancia materna prolongada 

 

 

Hacia la normalización de la Lactancia Materna

Una de las finalidades de nuestra asociación, y de todas las personas que trabajamos por la lactancia materna, es la normalización de la misma en la sociedad.

Si nos damos cuenta, tener especial cuidado con el lenguaje que empleamos en lactancia materna es fundamental, porque hasta ahora hemos estado empleando una terminología que coloca a la lactancia materna como la «excepción» y no como la norma.

Un ejemplo muy claro de esto es el empleo del término «beneficios» cuando hablamos de la leche materna, esto ya lo tenemos más superado y cada vez más, entre asesoras y profesionales, es más común hablar de «riesgos» de los sucedáneos de leche materna, tomando la leche materna como la norma, por lo tanto todo lo que se compare con ella va a ser peor.

Otro término que me molesta es el de «lactancia prolongada», como el que prolonga un período de forma que ya no es lo normal o habitual, que se prolonga de forma artificial por algún motivo, por algún beneficio personal de la madre o el bebé, además ¿qué es prolongada?, ¿desde cuándo se considera que «ya es» prolongada?.

Hay quien considera que es prolongada a partir de los dos años, que es lo mínimo que recomienda la OMS y el Comité de Lactancia de la AEP. Hay quien considera que prolongada es más allá del año, porque ya deambulan solos, ya tienen dientes, ya son «muy mayores», ya no queda bien verlos en la teta. Y más aún, hay quien considera que ya es prolongada una vez pasa el período de LME, es decir a partir de los 6 meses.

Pues no señores, ya está bien de LM prolongada, como el que prolonga su período vacacional, o su excedencia, o lo que sea. Las lactancias son todas lactancias normales, se llaman así, lactancias, lo único que ha ocurrido con una lactancia que llega a un punto determinado es simplemente que «no se ha interrumpido» por ningún motivo.

Casi todos los que estamos en esto conocemos los diferentes análisis o estudios que intentan determinar cuál es la edad natural del destete en el ser humano y no hay consenso en esto.

Un excelente análisis realizado por la antropóloga K.A. Dettwiler, comparando la edad del destete en primates, establece relaciones con el peso al nacer, la erupción de los dientes, el peso de la madre, el tiempo necesario para multiplicar el peso etc. y determina que la edad de destete natural debe estar entre los 2’5 años y los 7 años, con estos resultados coinciden Sugarman y Kendall-Tacket, en unas encuestas que realizaron a mujeres norteamericanas que dieron el pecho más allá de los seis meses.
La medicina contemporánea, establece que el destete debe rondar los seis años, que es cuando termina de madurar el sistema inmunológico. Pero es que además, la media mundial está en ¡cuatro años! Esto indica que dar el pecho a niños ya mayores no debe ser algo tan raro en algunas partes del mundo.

Pensemos, los niños de dos y tres años tienen una gran necesidad de succión, a nadie le resulta extraño ver a un niño de esta edad con chupete, ¿por qué razón no puede satisfacer esta necesidad en el pecho de su madre que es lo natural y fisiológico? Para eso tenemos pechos, para alimentar a nuestros hijos, consolarlos, nutrirlos en todos los aspectos. Si dejáramos de hacer esto, evolutivamente nos quedaríamos sin tetas

Además, que aunque sabemos que la leche mantiene su capacidad nutritiva e inmunológica, que calma la necesidad de succión, que es consuelo y nutrición emocional, que ayudan a controlar la ansiedad, que aporta seguridad a la hora de interactuar con al mundo y un largo etc, la realidad es que todo eso da igual, cuando una madre da el pecho no está pensando en todo esto, lo da porque le gusta, porque sí y punto, es un momento de exclusividad con su hijo.

Se establece un mínimo de dos años por la importancia que tiene para el correcto desarrollo del bebé, pero después es una decisión de cada díada mamá-niño, mientras ellos quieran no hay nada que lo impida, no hay ninguna evidencia de que pueda ser perjudicial en ningún aspecto.

Por tanto empecemos a normalizar, no existen las lactancias prolongadas, existen lactancias, sin nombres ni apellidos.

Desde el GT Comunicación de Sina siempre se ha puesto mucho interés en este aspecto de normalización de la lactancia, de hecho tenemos un documento interno dedicado al correcto uso del lenguaje en lactancia. Aquí además, tenéis los enlaces a varios artículos redactados desde este grupo de trabajo, relacionados con el tema y muy interesantes:

 

 

 

Succión no nutritiva: chupete y teta
Lactancia no interrumpida o “sobre cómo cuidar nuestro lenguaje”
• La edad natural del destete

 

Ruth Giménez Martín, madre de tres hijos.

Coordinadora GT Asesoría de Sina. Consultora de Lactancia IBCLC
Psicóloga perinatal y familiar.Educadora de masaje infantil. Doula.