Una de las finalidades de nuestra asociación, y de todas las personas que trabajamos por la lactancia materna, es la normalización de la misma en la sociedad.
Si nos damos cuenta, tener especial cuidado con el lenguaje que empleamos en lactancia materna es fundamental, porque hasta ahora hemos estado empleando una terminología que coloca a la lactancia materna como la «excepción» y no como la norma.
Un ejemplo muy claro de esto es el empleo del término «beneficios» cuando hablamos de la leche materna, esto ya lo tenemos más superado y cada vez más, entre asesoras y profesionales, es más común hablar de «riesgos» de los sucedáneos de leche materna, tomando la leche materna como la norma, por lo tanto todo lo que se compare con ella va a ser peor.
Otro término que me molesta es el de «lactancia prolongada», como el que prolonga un período de forma que ya no es lo normal o habitual, que se prolonga de forma artificial por algún motivo, por algún beneficio personal de la madre o el bebé, además ¿qué es prolongada?, ¿desde cuándo se considera que «ya es» prolongada?.
Hay quien considera que es prolongada a partir de los dos años, que es lo mínimo que recomienda la OMS y el Comité de Lactancia de la AEP. Hay quien considera que prolongada es más allá del año, porque ya deambulan solos, ya tienen dientes, ya son «muy mayores», ya no queda bien verlos en la teta. Y más aún, hay quien considera que ya es prolongada una vez pasa el período de LME, es decir a partir de los 6 meses.
Pues no señores, ya está bien de LM prolongada, como el que prolonga su período vacacional, o su excedencia, o lo que sea. Las lactancias son todas lactancias normales, se llaman así, lactancias, lo único que ha ocurrido con una lactancia que llega a un punto determinado es simplemente que «no se ha interrumpido» por ningún motivo.
Casi todos los que estamos en esto conocemos los diferentes análisis o estudios que intentan determinar cuál es la edad natural del destete en el ser humano y no hay consenso en esto.
Un excelente análisis realizado por la antropóloga K.A. Dettwiler, comparando la edad del destete en primates, establece relaciones con el peso al nacer, la erupción de los dientes, el peso de la madre, el tiempo necesario para multiplicar el peso etc. y determina que la edad de destete natural debe estar entre los 2’5 años y los 7 años, con estos resultados coinciden Sugarman y Kendall-Tacket, en unas encuestas que realizaron a mujeres norteamericanas que dieron el pecho más allá de los seis meses.
La medicina contemporánea, establece que el destete debe rondar los seis años, que es cuando termina de madurar el sistema inmunológico. Pero es que además, la media mundial está en ¡cuatro años! Esto indica que dar el pecho a niños ya mayores no debe ser algo tan raro en algunas partes del mundo.
Pensemos, los niños de dos y tres años tienen una gran necesidad de succión, a nadie le resulta extraño ver a un niño de esta edad con chupete, ¿por qué razón no puede satisfacer esta necesidad en el pecho de su madre que es lo natural y fisiológico? Para eso tenemos pechos, para alimentar a nuestros hijos, consolarlos, nutrirlos en todos los aspectos. Si dejáramos de hacer esto, evolutivamente nos quedaríamos sin tetas
Además, que aunque sabemos que la leche mantiene su capacidad nutritiva e inmunológica, que calma la necesidad de succión, que es consuelo y nutrición emocional, que ayudan a controlar la ansiedad, que aporta seguridad a la hora de interactuar con al mundo y un largo etc, la realidad es que todo eso da igual, cuando una madre da el pecho no está pensando en todo esto, lo da porque le gusta, porque sí y punto, es un momento de exclusividad con su hijo.
Se establece un mínimo de dos años por la importancia que tiene para el correcto desarrollo del bebé, pero después es una decisión de cada díada mamá-niño, mientras ellos quieran no hay nada que lo impida, no hay ninguna evidencia de que pueda ser perjudicial en ningún aspecto.
Por tanto empecemos a normalizar, no existen las lactancias prolongadas, existen lactancias, sin nombres ni apellidos.
Desde el GT Comunicación de Sina siempre se ha puesto mucho interés en este aspecto de normalización de la lactancia, de hecho tenemos un documento interno dedicado al correcto uso del lenguaje en lactancia. Aquí además, tenéis los enlaces a varios artículos redactados desde este grupo de trabajo, relacionados con el tema y muy interesantes:
• Succión no nutritiva: chupete y teta
• Lactancia no interrumpida o “sobre cómo cuidar nuestro lenguaje”
• La edad natural del destete
3 Respuestas
Camu
Me encanto!!! definitivamente yo no pretendo quedarme sin tetas!!! 🙂 Muy buen artículo en serio, felicitaciones! Ahora mismo lo comparto.
Carmela
Hola! Pues yo llevo sólo cuatro meses dando de mamar a mi hija, los que tiene de vida. Pretendo hacerlo hasta que las dos queramos y, por supuesto, amamanto a demanda. Y eso que los dos primeros días en el hospital fueron críticos porque, a pesar de ser supuestamente IHAN -que por eso lo elegimos- nadie quiso ayudarme en nada y me salieron grietas.
¿Lo que me motivó a hacerlo? Bueno, pienso que es lo más natural y lo mejor no sólo para mi hija, sino para mí y para nuestro vínculo. Sólo le veo ventajas, la verdad. Es lo que más defensas le proporciona; su fórmula es la específica para mi hija y se autorregula según sus necesidades; mi pecho necesita dar de mamar, y haciéndolo a demanda ella está contenta y yo no tengo ningún problema ni de obstrucciones, ni de dolores, ni mastitis, ni nada de nada. Está engordando perfectamente y creciendo como una jabata! Y me encanta cómo juguetea últimamente cuando está acabando la ración. Por otra parte, si lo sniños necesitaran un horario para mamar, tendrían un reloj y no un estómago que les indica cuándo tienen hambre.
Así que pienso darle de mamar hasta que ella quiera, sinceramente, que me imagino que tampoco se quedará pegada a mi teta toda la vida. Yo encantada.
zahi
Me ha encantado tu reflexión!
yo lo pienso a menudo,no se qué haríamos sin lactancia…
Con 15 meses toma mucha cantidad, hay dices que come poco y encima, ¡Cómo la relaja! Bueno y a mí y cómo nos reconforta…
Gracias x tu artículo!